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Los vicios culturales más difíciles de abandonar

Vicios culturales

En un estudio para Hotcourses conjunto con Prouniversitarios encontramos con una serie de vicios culturales difíciles de abandonar en esta nueva generación estudiantil. A continuación te presentamos el análisis realizado por Andrés Lasarte para vida universitaria.

 

Cuando los universitarios nos tomamos en serio nuestras metas académicas o laborales, muchas veces sentimos que las horas del día no nos alcanzan para hacer todo lo que queremos y aprovechamos la noche para trabajar o estudiar. Es la regla de la mayoría de los freelancers en distintos rubros (editorial, diseño, programación, etc.) que liquidan grandes cantidades de trabajo durante la noche y duermen hasta el mediodía o altas horas de la mañana al día siguiente. Y hasta cierto punto es innegable que la noche tiene su aura inspiradora. La tranquilidad que muchas veces nos cuesta encontrar durante el día, finalmente llega a nosotros cuando el teléfono y el celular dejan de sonar, las distracciones del ambiente disminuyen y el mundo duerme a nuestro alrededor. El problema es que acostarse tarde y dormir de día no es lo más positivo ni sano del mundo.

 

Horas que se pierden

En primer lugar, y lo más evidente: despertarnos tarde altera nuestra rutina diaria quitándonos sincronía con el resto de las personas. ¿Qué quiere decir esto? Que si te levantás a las 12, por ejemplo, te quedan solo 6 horas antes de que el horario de oficina termine y que la gente que necesites contactar por motivos de trabajo o estudio (o cualquier otro que dependa de un horario de oficina) se vaya a su casa. 6 horas parece bastante tiempo, pero nunca son 6 horas. Hay que restar 20 minutos de ducha, otro tanto más mientras desayunamos o almorzamos, sumado al tiempo en que nos distraemos un poco mirando Facebook, y justo alguien nos habla. A eso agreguémosle que si vamos al gimnasio o algún curso en la tarde, nos quedan poquísimas horas antes de las 18. Esto quiere decir que por ese día ya no podemos llamar a ciertas personas con fines laborales, que algunos mails de trabajo que enviemos recién van a ser vistos y contestados al otro día y que, en síntesis, perdimos un día para ir adelantando cosas o generando contactos profesionales.

 

Si eso fuera todo, la preocupación no debería ser tan importante. Nadie se muere por dejar algunas cosas para el día siguiente. Pero dormirse a las 6 de la mañana y despertarse al mediodía o más tarde, contribuye a una serie de dificultades relacionadas con el desempeño durante el día y aumenta el riesgo de algunas enfermedades.

 

Vivir de noche y dormir de día: un signo de identidad de nuestra era

El Doctor Reyes Haro Valencia es Director de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Autónoma de México. Según él, los jóvenes de nuestro tiempo hemos alterado nuestros hábitos de sueño progresivamente, gracias en gran parte al desarrollo de la tecnología y la exposición nocturna. Es claro que se habla de rutinas tan familiares para nuestra generación como quedarse pegado al chat hasta altas horas de la noche, abriendo links en YouTube sin parar, comentando fotos en Facebook o mirando el último capítulo de una serie de TV online. Nada mejor que la noche para hacer todo eso, y aún así, no es lo más recomendable. Haro dice: “Dormir de día o dormir poco, agudiza la diabetes y la hipertensión arterial, al tiempo que incrementa los problemas de desempeño diario y la persona se vuelve lenta.”

 

Melatonina: la hormona que vive en la oscuridad

Por si lo anterior fuera poco, dormir sin oscuridad ambiental dificulta la producción de melatonina en el ser humano. La melatonina es una hormona que, entre otras funciones, disminuye la oxidación en el organismo e influye sobre el sistema inmunológico. Su ausencia, nos acerca a síntomas como la depresión, el insomnio y acelera el envejecimiento. La melatonina también inhibe el crecimiento tumoral y se supone que influye directamente sobre el cáncer de mama a través del sistema inmunitario e indirectamente a través del sistema neuroendócrino. La producción de melatonina alcanza su pico máximo en la mitad de la noche y va descendiendo progresivamente durante la segunda mitad. La luz inhibe la producción de esta hormona, por lo cual dormir de día nos afecta negativamente en todo lo relacionado con ella.

 

Relación del sueño con el sobrepeso

Por otro lado, dormir poco puede estimular la obesidad. Recientemente, la Escuela de Medicina de la Universidad de Chicago realizó un estudio en doce varones jóvenes a quienes durante dos noches se les limitó el sueño a cuatro horas. El resultado fue un aumento del apetito de un 23% con una marcada tendencia al consumo de alimentos elevados en carbohidratos como pasta y pan, al igual que alimentos salados como papas fritas. Relacionado con esto, varios estudios anteriores indican que las personas que duermen poco son más propensas a tener sobrepeso.

 

Cómo regularizar el sueño

Lo mejor en este sentido es empezar a adelantar tu ida a la cama media hora cada noche. Al cabo de una semana te estarías acostando 3 horas y media antes que hoy. No es poco y seguramente notes los resultados en rendimiento y mejor estado físico. Las complicaciones que surgen a partir de esto se dan cuando uno tiene actividades a altas horas de la noche –de carácter recreativo o no–  y a las 22 hs. ya está muerto de sueño. Pero lo ideal para esos días, si sabemos de antemano que vamos a terminar el día tarde, es dormir un poco más, manteniendo nuestro horario de sueño dentro de las horas nocturnas lo más que nos sea posible.

Fuentes: University of Chicago / www.eluniversal.com.mx